19 de octubre de 2013

Las peras del olmo / Octavio paz


La realidad –todo lo que somos, todo lo que nos envuelve, nos sostiene y, 

simultáneamente, nos devora y alimenta– 

es más rica y cambiante, más viva, que los sistemas que pretenden contenerla. 







A cambio de reducir la rica y casi ofensiva espontaneidad de la naturaleza 

a la rigidez de nuestras ideas, 

la mutilamos de una parte de sí, la más fascinante: 

su naturalidad.

...


...

No quiero decir, naturalmente, que la técnica sea el conocimiento. 
Pero aun cuando sea imposible extraer de todo conocimiento
una técnica –o sea: 
un procedimiento para transformar la realidad– 
todos los conocimientos son la expresión de una sed de apoderarnos, 
en nuestros propios términos y para nuestros propios fines, 
de esa intocable realidad.

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